Hoy he estado en mi primera librería de París. Bueno, librería no es quizá la palabra exacta, más bien podría definirse como conglomerado de instrumental para actividades lúdicas diversas, o lo que viene a ser lo mismo, un FNAC.
Quedé gratamente sorprendido al ver que la zona de literatura era netamente amplia, divisé columnas en perfecto orden que dejaban entrever un pozo de divina curiosidad. De la A a la Z, como mandan los cánones de la comodidad, y me adentré dispuesto a toparme con alguna joya, alguna obra que reuniese las condiciones perfectas para mi ocio y para mi aprendizaje del francés.
Lo pasaba bien observando esa montaña de tomos de bolsillo tan diversa, ojeaba portadas, contraportadas e interiores, manoseaba obras nuevas, antiguas, famosas y extrañas. Para mí, un fiel seguidor de la tenencia de libros (no sólo de su lectura) me hallaba ante uno de los momentos mágicos de este vicio, la elección. Qué dulce incertidumbre.
Y pasé por Robert Arlt, y pasé por H.C Andersen, y pasé por Auster y hasta pasé por Asimov. Y luego recorrí a Bacon, a Balzac, a Baudelaire y a Beckett, a Bukowski, Burroughs y Borges. Así era, con paciencia y dedicación, por Camus, por Capote, por Chejov, por Conrad y por Cort…
No estaba Julio Cortázar.
Repasé la estantería con detenimiento, pensando que podía habérmelo saltado, que algún encargado se había equivocado no colocándolo en su correspondiente hueco o que, con suerte, tenía la sección aparte que Julio merecía en cualquier ciudad del mundo, no digamos ya en la suya.
Pero desafortunadamente nada de eso ocurría, y la oscuridad del desagradecimiento descendió desde el cielo tocando aquellas lánguidas estanterías donde, supuestamente, nada extraño sucedía. Sólo que allí, al cobijo de Conrad y Cudrow faltaba un hueco, el hueco que debía haberse dejado no a uno de los mejores escritores de la historia, sino a uno de los mejores amigos de París que nunca existieron. Don Julio Cortázar.
viernes, 24 de septiembre de 2010
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"Uno de los momentos mágicos de la tenencia de este vicio, la elección". Dulce incertidumbre. Podrás imaginarte que me ha encantado el texto. Gracias por tu primer Desde París con amor, que ya iba siendo hora!
ResponderEliminarPD: Tú y tus libros de bolsillo
Bravo, maestro!!! Magnífico texto tío, te ha quedado redondo.
ResponderEliminarMe has gustado un huevete leerte, compañero.
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