A mí Rafa Nadal no me gusta, puede que sea por esa tirria automática que me envuelve cada vez que un deportista español es elevado a los altares divinos, porque me repatea que lo lancen hasta cotas inalcanzables para el resto de los mortales. Me mata que le mimen, le quieran sobre todas las cosas y en perjuicio de ellos (y digo ellos porque esto es aplicable a los principales deportistas españoles) falten al respeto al rival que tenga, sea la vez que sea.
Tampoco es el tenis mi deporte favorito, hay muchísimas especialidades que colocaría con predilección antes que la práctica de la raqueta. Digamos que sólo me cito con el televisor y la red ante los grandes partidos, las semifinales y finales, los grandes slams y los masters mil.
Y puestos a opinar, no es el de Nadal mi tipo de juego favorito, prefiero un tenis más directo donde los puntos sean más rápidos y se den éstos más por calidad que por cantidad, lo cual no quiere decir que considere que estamos ante un deportista sobrevalorado, nada por el estilo. Sólo cuestión de gustos, las cosas en su lugar.
Sin embargo, cuando llegan esas ocasiones en las que el cuerpo me pide ver alguno de esos importantes partidos, el cabrón siempre está por en medio. Y cada vez que lo veo, y a pesar de que no caerme excesivamente bien, no puedo evitar quedarme maravillado. Sin embargo no es por su juego, es simplemente por su personalidad.
Y es que, sinceramente, no creo que lo de Nadal sea sólo cuestión de haber nacido con una habilidad innata por el tenis. Qué va. Yo me atrevería a decir que sin importar a qué se dedicase hubiera sido igual de jodidamente bueno. Seguramente si el tío este hubiese perdido un brazo de joven ahora sería un magnífico corredor de 400 metros, y si hubiese perdido las piernas sería el mejor jugador de baloncesto en silla de ruedas. Y si sus padres le hubiesen prohibido el tenis, podría ser el mejor jugador de hockey de la historia española, o un gran jinete, o un valorado soldado, o el mejor mecánico de Europa, o un abogado de Garrigues&Walker. A saber qué, pero seguro que el mejor.
Porque cuando me siento a ver a Nadal me doy cuenta de que por su venas corre una sangre especial, una mezcla perfecta de frialdad y sangre caliente. La capacidad de resolver, de tener la bola decisiva y normalizar la situación, la imposibilidad de poder ver agarrotamiento en sus brazos. Crecer donde los demás disminuyen. Mirar cara a cara a su rival, sin importarle quién sea, y exclamar sólo con gestos, “soy invencible”. En la adversidad de un ambiente hostil o en la algarabía de apoyo incesable, da igual, a él los factores externos no le afectan. Ahí anda él, detrás de la bola, corriendo como un jabato donde otros se frenarían, luchando y buscándola en inferioridad, porque sabe que ganar cuando se juega o cuando sé es mejor es relativamente sencillo, pero tocar y luchar, adentrarse en las arenas movedizas de aquel que está siendo superior a ti, de aquel que está metiendo sus golpes en las esquinas, de aquel que te saca y te volea a la perfección, y aun así sobrevivir para luego asestar es el territorio de donde nace el invencible, de donde nace la leyenda.
Por eso no tengo más remedio que dejar de negarlo. Nadal no es el mejor por ser tan bueno, es que es tan bueno por ser el mejor. Porque tiene El Gen, el mismo que tenían Eddy Merckx, Sebastian Coe o el Michael Jordan, mi gen favorito. El del ganador nato.
jueves, 8 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Welcome back! En todos los sentidos!
ResponderEliminarNadal tiene un revés MUY seguro, pero que no creo que esté entre los 50 mejores del mundo. Su derecha es top-20 y si lo es, que no es seguro. Quizás haya más de 150 tíos en el mundo que saquen mejor que él. Y así podemos seguir enumerando sus habilidades. En lo único en lo que me parece increíble es en los golpes en carrera y en su condición física. Y es el mejor del mundo. ¿Por qué?, pues por lo que ha dicho Curro de una forma estupenda. Mentalmente es de los deportistas más fuertes que he visto nunca.
ResponderEliminarBuen regreso :P.
Buah me ha encantado tío. Es lo que siempre he pensado de Nadal pero expresado de lujo. Nadal como muchos otros es de eso que no lo intenta sino que lo hace y lucha hasta el final.
ResponderEliminar"hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes"
Lo dicho, estoy de acuerdo en que Nadal tiene algo en la cabeza (algo distinto de lo que tiene Lepere XD) que lo hace ser el mejor. Felicidades por la redacción, Curro, me ha encantado.
ResponderEliminar