Una triste sombra en mi cuarto
a grandes sorbos el tiempo consumía
y a pasitos consumía el espacio.
Convertía en oscura noche el día
y la mañana convertía en ocaso
al pronunciar con maldad una letanía
que sonaba a fin y a epitafio:
"Vivir es morir sin descanso".
Cual cuchilla implacable y fría,
carne y huesos iba separando
cada palabra de la frase maldita,
cada sílaba del infame canto,
cada brizna de aire que se movía.
Morir era sufrir la propia vida
y respirar, vivir sin descanso.
"Aléjate de aquí, sombra impía,
no hurgues en mis llagas y llantos,
no me condenes a tu cruel compañía,
no disfrutes con mis quebrantos"
le grité y se burlaba con altanería:
"Jamás me podrás echar de tu lado
vivo tu muerte sin descanso".
Arremetí contra mi antagonista
fiero, decidido y rebelado,
"Aunque compartamos anatomía
y tu cara sea mi vivo retrato,
tu ausencia se parece a la vida
tanto como la risa al llanto...
vivir es vivir, morir es un descanso".
P.D: A lo mío, insisto.
"El romanticismo es un sub-producto de la moral judeo-cristiana que los feos de toda la historia hemos ido manteniendo para poder follar."
jueves, 3 de noviembre de 2011
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Este es una puta obra maestra. Y punto en boca.
ResponderEliminarPor cierto, muy Allan Poe. Y eso que a mi Poe no me gusta nAllan.
ResponderEliminarPD: Sembrao estoy
Todos los que hemos leído este poema hemos tenido la sensación de leer a Poe y su cuervo. Por algo será.
ResponderEliminarA mí también me encanta éste. Sobre todo cómo lo has cerrado. Y yo diría que es más Baudelaire o Rimbaud que Allan Poe
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