Te guardaremos tu tesoro. Te cobijaremos día y noche en las tinieblas de nuestra fortaleza. No sólo te vamos a proveer de aquello que hasta hoy considerabas básico, sino que vamos a dibujarte y convertirte en materia aquello que soñaste y creíste que nunca podía ser tuyo. Te sonreiremos porque sonríes, te diremos que te queremos porque nos quieres, jugaremos juntos a ser amigos y cuando te marches por la puerta giratoria te irás con la sensación de haber redondeado tu vida, de haber apostado a caballo ganador, y compartirás con tus seres queridos la supuesta felicidad que llegaba con lo que te habían cedido. Y vivirás durante miles de días con nuestro recuerdo intacto, con la única comunicación telegráfica que sólo te llevará una tranquila rutina completarla. Y trabajarás, jugarás con tus hijos o con tus sobrinos, harás el amor con tu pareja, saldrás y entrarás disfrutando de aquello que te concedieron, los días serán sólo veinticuatro horas tras veinticuatros horas, y nada más que recordarás el alcance del mes para disfrutar de tus vacaciones, preguntarle a tus hijos por sus notas y aprovechar la llegada del otoño en verano y la de la primavera en invierno.
Hasta que un día descubrirás que nada de eso era cierto. Que te engañamos con falsas promesas que nunca se cumplieron, que te ocultamos lo que ya sabíamos para colmar nuestra ambición, que jugamos y nos estrellamos una y otra vez con lo tuyo en el circuito inmenso del mundo, y guardamos para nosotros una y otra vez lo que salió de lo que te pertenecía. Nos apoyamos en nuestros amigos, que nos dieron el poder y nosotros a ellos el dinero, y somos inmortalmente irreductibles unidos mientras que vosotros lloráis y lamentáis vuestro error. Aplacamos cada embiste de nuestro error con la coraza de lo vuestro, desgastándola hasta que ya no existe para poder huir con la tranquilidad de tener todo lo que soñamos y la inmunidad que se necesitaba. Y seguimos llamando a vuestras puertas, con la falsedad por bandera, denunciando lo que por nosotros se provocó y obligándoos a dejar lo poco que os queda, poniéndoos la soga al cuello y apretando un poco cada mañana hasta que digáis basta, y creáis que todo se acabó. Pero no todo acaba ahí, porque con lo vuestro en nuestra posesión, os vais a dar cuenta de que no era suficiente con dar aquello que te intercambiaron mientras tu sufrías la inmensa losa del trabajo diario, vais a seguir perseguidos por el ladrón, como una víctima que huye de su asesino sin la esperanza del fin, sólo dejando en el camino los resquicios de esperanza que te labraste cada temprana mañana para morir asfixiado por la persecución y viendo la sonrisa del malvado, la sonrisa de la tranquilidad y la seguridad que creíste tener y nunca tuviste. La sonrisa frente a la hemorragia. La libertad eterna frente a la esclavitud moderna. La vida frente a la muerte. Los bancos frente a la gente.
Os vamos a destrozar.
martes, 29 de noviembre de 2011
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Tenías que haber venido a la revolución comunista que hicimos Lepere y yo el domingo por la tarde. Qué buen ratito echamos!!
ResponderEliminarDesgarrador, compadre. Las últimas líneas caen como pedradas, me gustan muchísimo.
ResponderEliminarNo es más que los bancos frente a la gente, a cara descubierta, reconociendo públicamente los errores y yéndose a casa porque hoy hay fútbol. El atracador persiguiendo al atracado delante de la policía.
Se confirma que lo más valioso que he aprotado yo al blog en mucho tiempo es la cita de Bokowski que encabeza el blog.
ResponderEliminarMe parece sencillamente fantástico. A mí, al contrario que Antonio, me gusta mucho más el principio. Pero de verdad que no se nota que no has escrito NADA en mucho tiempo. Es muy fluido, muy espontáneo y muy fresco. Y oscuramente bonito.