La cara alegre de la moneda
es que el orden por las mañanas
se decúbita y se supina
en el mal sabor de boca de
los más ricos y más dichosos.
Cuando Midas toca la comida
se amarga siempre la verbena
por una agria risa amarga
y justiciera con sordina.
Con las prisas y por error,
un señor respetable y fugitivo
encadena la bici a la vida
sin darse cuenta que lo más
valioso de todo es la cadena.
En una cárcel de palestina
se come a la fuerza un jamón
el futuro cadáver del rugido
de la libertad con sordina.
Una nube que amenaza a Dios
aprieta sus dientes asesinos,
tumbado al sol en una esquina
un fulgente charco de sangre
mira al cielo con indolencia,
y hay enterrado bajo una mina
entre dinosaurios, carbón
y bolsas de gas explosivo,
un grito de paz con sordina.
P.D: Disculpadme que me tome el blog como si fuera mío.
"Odio cuando no salgo un sábado porque me levanto desorientado, con dolor de cabeza y sin saber lo que hice ayer".
jueves, 22 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario