Ya tuvimos en este blog una discusión acerca de la intención intrínseca del arte, de su utilidad, planteándonos qué era necesario para que a algo se le pudiese considerar las características necesarias de lo artístico. Y hablamos de la difusión de las ideas por medio de las obras, de la legitimidad del autor para poder basar su ejercicio en determinados principios y no en el goce visual espontáneo (permitanme decirlo así). Hablamos de los mensajes crípticos que escondían cada pintura, cada escultura, cada página. Y desde luego, la disparidad de opiniones (afortunadamente) se mantuvo firme. Pero hoy vamos a hablar de algo diferente, de una intrusión legendaria firmada por un artista, un boicot al arte firmado por el arte, una embestida a la hipocresía de la sociedad y la política, directa y sin tapujos. El cómo dañar para sanar. El cómo solidarizarse con una obra destrozándola. La historia de Tony Shafrazi.
El Gernika de Picasso tiene una historia casi más extensa que su longitud, fue creado para su exposición en el pabellón español de la Exposición Internacional de París. Un encargo promovido por el director general de Bellas Artes español completado con la venia de arquitectos y escritores influyentes como Juan Larrea y Max Aub. Tras su paso por la ciudad de la luz, el Gernika inició su largo periplo mundial, fue estrella de una exposición itinerante en los países escandinavos junto a obras de Matisse y Branque. Y con la necesidad de ayudar en la causa republicana viajó hasta Inglaterra para ser expuesto en varias localidades, levantando gran furor. Sin embargo, con el triunfo nacional, Picasso comenzó a ver peligrada su pintura, y decidió mandarla a Nueva York, donde tras su corta estancia en la Exposición Internacional, el malagueño establecer su base, en el Museo de Arte Moderno (MOMA). A pesar de la consabida ideología comunista de Picasso, y no sin dificultades, el Gernika se mantuvo durante años en el MOMA, de donde sólo salió para ser expuesto en varias muestras antibélicas picassianas en países como Italia, Francia y Suecia. La victoria aliada supuso un auge de popularidad para el cuadro y su autor, y el Gernika pasó a ser considerado de una influyente obra a un símbolo mundial de la paz. Y precisamente de ésto se jactaban los americanos, de difundir aquel manifiesto pacifista ante las férreas políticas de bloques. La hipocresía de un país sumido en la Guerra Fría, en plena lucha contra el estado vietnamita y cuya futura tiranía mundial comenzaba a vislumbrarse en las décadas de los 60 y 70.
En 1974, pasada la Guerra Vietnamita, una polémica decisión estatal sacudió a America. El perdón oficial a William Calley, responsable principal de la terrible matanza de civiles acontecida en My Lai, revolvían los estómagos pacifistas de la nación y mostraban una contradicción tremenda entre la filosofía que parecía querer ser la impuesta por los Estados Unidos y lo que realmente sucedía internamente. Y Tony Shafrazi, por aquel entonces un graffitero anónimo, decidió tomar medidas directas en contra de este comportamiento, y para ello tomó como víctima al objeto que mejor representaba esa falsa mentalidad pacifista norteamericana. Irrumpió en el MOMA a plena luz del día, y con un rotulador rojo escribió en la esquina inferior derecha del cuadro “KILL LIES ALL" (“Matad a todas las mentiras”). El cuadro, gracias a la calidad del barniz, no recibió daño irreversible. Una alegoría a la paz, una muestra de vandalismo en pos de la sociedad. O un atentado a una obra de arte. Curiosamente hoy Shafrazi es un prestigioso artista, y ante cualquier pregunta sobre aquel hecho, prefiere no comentar nada.
domingo, 2 de agosto de 2009
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Es muy curioso. Me recuerda a una saga que hice en mi espacio titulada "Devaluación de Términos". Es curioso como las palabras, las imágenes, los gestos, etc, pueden llegar a tener significados viciados y manidos.
ResponderEliminarComo dijo un gran sabio "No hay palabras escandalizantes sino oídos escandalizables... ¡CHAS, CHAS!"
P.D: No es tan ladrillo.
P.D.2: Un verdadero símbolo de paz es el Gernika de Pikachu.
Muy interesante entrada Curro, y da que pensar. En mi opinión, el arte es todo aquello que trasmite un sentimiento a alguien, vamos que no deja indiferente a quien lo observa.Alejándome de la técnica y los materiales que se emplee, el arte es considerado como tal cuando cuenta algo a través de un objeto; sea tridimensional,bidimensional,etc...
ResponderEliminarPero como ocurre con la filosofía, es un arma de doble filo y el espectador puede interpretarlo como desee. Es algo tan subjetivo que cuesta buscarle un mensaje concreto, es incluso difícil definir el arte...En mi opinión ,este es un buen ejemplo de como las ideas se pueden tergiversar bien con intereses de algunos, bien por no saber interpretarlo como el artista.Pero es lo que tiene el arte y que lo diferencia de un artesano (sin menospreciarlos, para nada).
Me ha gustado mucho Curro ;)
Me pregunto de dónde sacas tantas historias. Enorme el texto, tío.
ResponderEliminarMuy interesante el artículo currele. En serio. Me pregunto lo mismo que Rafa, ¿de dónde te sacas tantas cosas? Y encima con discusión derivada, tremendo.
ResponderEliminarHablando un poco del tema, recuerdo una escena de mi primer viaje como tal. Fue el primer día de nuestro viaje de estudios a París, y nuestro profesor nos llevó a ver el Centro Pompidu (lo siento si no está bien escrito). Nos sentamos en medio de la plaza a verlo, y después de unos segundos de contemplación nos preguntó: "¿Os ha dejado indiferentes?" Todos respondimos que no, pues de alguna u otra forma nos había impactado (originalidad, fealdad, belleza, curiosidad, rareza...). Entonces nos dijo "Pues bien, eso es Arte".
En esta historia se ve claramente cómo se antepone el símbolo ante la obra material. Y todo por una contradicción en el entorno político de la época.
ResponderEliminarMe parece una respuesta tremendamente lógica la de este hombre, que viendo el ambiente de guerra en el que se encontraba el país, le parecería de mal gusto que se jactaran de poseer un símbolo de paz. Pura contradicción. Irremediablemente atentar contra el símbolo es atentar contra la obra material, pero la obra material en este caso no importa, aunque habrán millones de personas que piensen lo contrario.
El hecho es la indignación de tener un símbolo importantísimo con el que no puedes sentirte identificado.
Pero un símbolo no es más que eso, un símbolo, mientras que la obra en si es una realidad patente, yu sobre todo, objetiva. Es justo lo contrario de quemar una bandera. Si quemas una bandera se supone que incurres en delito porque estás quemando el símbolo de todos los españoles (en el ejemplo de quemar la bandera de España), y simbólicamente, se agrede a todos. Pero banderas hay miles. Atentar así contra el Guernika es atentar simbólicamente contra otro simbolismo, pero Guernika sólo hay uno, y encima el símbolo es un agregado posterior, no objeto mismo de la creación. Opino.
ResponderEliminarA la vista de los hechos está comprobado que solo un símbolo es lo suficientemente fuerte e importante cómo para hacer que una persona sienta que debe quebrantar ese símbolo para denunciar la realidad en que se encuentra.
ResponderEliminarEs más si el Gernika no fuera símbolo de paz no creo que lo hubiese dañado, no tendría razón de ser. Y justamente en su símbolo reside su importancia mundial, porque hay muchas otras obras de arte, pero ésta está en un selecto grupo en las que casi no hay personas que la desconozcan.
Además hay que buscar algo que cree un impacto suficientemente grande, no sería lo mismo si este hombre hubiese matado una paloma blanca que pintar sobre el Gernika. Se necesita algo con lo que la gente se sienta fuertemente identificado, porque lo que hace fuerte al símbolo son las personas que se identifican con él y si la realidad material en la que se encuentra el símbolo es única la repercusión es mayor, logrando así el propósito.