Veía llover en la terraza
cuando el destino traidor,
jugando a las desgracias
y juntando picas con corazón,
decidió que sería divertido
que lloviera dentro de casa.
Y vaya si entonces llovió,
como nunca había llovido,
Eric hablaba de un amor
y de su cegador brillo.
Y a la vez que empezó a sonar
el timbre del maldito móvil
cesó el rugir del temporal.
Burlándose de cuanto soy
siempre actúa la vida:
igual me azota un vendaval
que cambia en días como hoy
y me regala una sonrisa.
Gustosamente atrapado estoy,
Clapton hablaba de cocaína.
Que es manía común y vieja
subestimar el poder de una voz
hasta que esa voz se aleja.
Siempre te sorprende la ocasión
que de esas, haberlas haylas,
sin humildad para la guerra,
sin armas para el perdón.
Fortuna es una rueda que baila
y al inglés le doy la razón,
"You've got on my knees, Marta".
P.D: En la tercera me cargo el ritmo de manera intencionada, no creáis.
"Lo bonito de la vida es que hay más calcetines que pies, más aparcamientos que coches y más culos que pollas"
martes, 4 de mayo de 2010
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No sé para qué comento si sabes que me encantan tus rimas.
ResponderEliminarMuy potito todo, sí señor.
ResponderEliminarMe encanta que vayas colando a Eric Clapton XD. Te ha quedado muy bien tío!
ResponderEliminarMe alegro de que os guste, mozos. La verdad es que el archivo de texto de este poema lo tengo guardado como "El aborto de Piccolo" porque creo que no me ha quedado especialmente bonito. Pero, bueno, al fin y al cabo es mío y tengo que quererlo :P.
ResponderEliminarMuy guapo el detalle Claptoniano. Me gusta, sobre todo al principio. Como dice el Muro, en tu línea de siempre (que es buena)
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