Resultaba tremendamente triste que acabara de coger un bache. Era desoladoramente triste. Iba conduciendo con prisa y al doblar aquella calle a la derecha, no vio que el asfalto estaba un poco levantado y sin darse cuenta pasó por encima de esa imperfección del pavimento. Pensó que eso no le convenía a la suspensión de su coche y que deberían arreglar ese bache de una vez, que para algo pagaba sus impuestos.
Quizás haya pensado usted que he exagerado diciendo que “resultaba tremendamente triste” y no le culpo por osado, sino por impaciente. Verá, todo viene a que hace años, el mismo sujeto pasó por ese mismo tramo, girando a la derecha y encontrando el bache. No fue tan triste aquel incidente, quizás, porque en aquella ocasión el asiento del copiloto no estaba vacío.
No entrando en valoraciones freudianas, es un hecho que en aquel instante no se preocupó por la suspensión del vehículo, ni por la supuesta incompetencia del cargo público que debería haberse ocupado de mandar a alguien para arreglar el bache, ni por los impuestos con los que pagaba el sueldo del mencionado incompetente. No. De hecho en su pensamiento no había un atisbo de preocupación.
En aquel lance, estuvo más observador y dióse cuenta de que el defecto en la calzada era provocado por uno de los árboles colindantes al asfalto. Una de sus raíces se había rebelado contra la implacable y gris voluntad del hombre, rompiendo las paredes de la cárcel de alquitrán que le habían asignado sin su consentimiento.
El hombre volvió a perder contra la Naturaleza. Y lo que es más importante, es que había vuelto a vencer la vida.
La impune y destructiva soberbia del hombre se veía sometida a las reglas y voluntades de algo que ni conoce, ni conocerá. Ni domina, ni dominará.
Desgarradoramente, la vida se había abierto camino inexorablemente, de forma tranquila y silenciosa, dando un puñetazo en la mesa. Había brotado el verde en el mismo corazón de la hegemonía del gris.
Pues, como verá, sin ser una mente preclara es fácil notar las diferencias entre las dos reacciones que el mismo sujeto hizo en sendas ocasiones.
Y sin entrar en la petulancia y la osadía de una banal valoración freudiana, porque no estoy capacitado ni es de recibo en lo que nos ocupa, queda patente como las circunstancias cambian al sujeto como que forman parte de un todo.
Quizás sea porque aquel día no había nadie en el asiento del copiloto, pero eran dos personas totalmente distintas las que habían pasado por esa calle conduciendo aquel coche.
¡Ups, casi se me olvida! Esto pasó el neptunes 34 de vigembre del año 324534645745 después del tercer Cristo, en la capital del séptimo Imperio Chipionero de Marte. El coche funcionaba con puerros y el conductor controlaba sus propias erecciones.
P.D: ¿Veis como era sci-fi? :D
P.D.2: La foto tampoco tiene nada que ver ni con el texto, ni con la ciencia ficción... ¡pero es to mona!
"Primero las vacas locas, después los pollos y los cerdos con gripe... ya no sabe qué inventarse mi madre para que yo coma verduritas"
martes, 5 de mayo de 2009
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Me gusta mucho como lo has alargado. ¿Ves como puedes hacerlo tonto? No sólo no ha perdido la esencia del original, sino que lo mejora mucho estéticamente. Es un gran relato, me gusta como enfocas esa naturaleza, como la describes y como plasmas la lucha. Está lleno de figurillas, y sbre todo, la fuerza tan trágica que tiene esa última frase, ese final (el que va antes de la parte Sci-Fi). Por otro lado, vete al carajo con la Sci-Fi xD
ResponderEliminarLo único que me disgusta es esto:
"La impune y destructiva soberbia del hombre se veía sometida a las reglas y voluntades de algo que ni conoce, ni conocerá. Ni domina, ni dominará." Ese fragmento me cae realmente mal. No me preguntes por qué, pero quiero su destrucción.
Y me encantaría adoptar a ese gatito con su amigo el patito. Hala. Ya lo he dicho.
Ya me encantó el texto en su primera versión, pero es que encima alargándolo lo mejoras, grande. Muy buena la concordancia entre título y final.
ResponderEliminarP.S: Yo no quiero al gato, sólo quiero al pato como mascota oficial de la página.
Insisto en que el final es un bigote en La Mona Lisa.
ResponderEliminarTu es que tienes esa visión taaan medieval del arte... Además, la Mona Lisa es un travelo. Un bigote está justificado.
ResponderEliminarCiertamente, Pedro, ese párrafo es un vómito, pero es que no he revisado antes de publicar, como siempre.
ResponderEliminarPor cierto, no sé a qué antigua versión os referís Curro y tú porque de hecho no me pega que yo haya escrito algo de nuevo. Y menos para alargarlo. En fin, alego locura transitoria.
Eso sí, es sci-fi por más que le joda a Faé (que ni he hecho la Mona Lisa ni le queda tan mal como un mostacho, hombre).
P.D: Olvidad cualquier idea distinta: eso es un pollito, NO un pato.
Me ha encantado la reflexión que has hecho en este post,y bueno...qué cojones tienes al poner la parte Sci-Fi!!
ResponderEliminarPD1: Salgo en defensa de la idea de que eso es un patito y no un pollo
PD2:el que tiene arte en la foto es el gato con esa cara de "no he roto un plato en mi vida,podemos ser amigos"
Un par de cosas o tres:
ResponderEliminarPrimera: eso no es un pollo ni un pato, es un puerro.
Segunda: Hay una errata en el párrafo de sci-fi, porque no le veo sentido... Quizá quisiste decir que el conductor controlaba sus puerros, y el coche funcionaba con erecciones. Eso sí es más lógico.
Tercera: genial la frase final, me la apunto, en serio. Quizá yo añadiría, amén de las madres, los McDocnald's. Si nos quedamos sin vacas y sin cerdos, ya sólo podremos comer en los McDonald's.
En fin, no he visto una obra de ciencia ficción tan impresionante desde "Desafío Total" y la cara de Chuarcheneger de plastilina.
Saludos.
Vaya una mierda de ciencia ficción. He estado investigando, y no me fio yo de la entalpía que pueda tener un puerro como para usarse de carburante en un coche. Tendrás que esforzarte más Antoñito, si quieres hacer textos de ciencia ficción verosílmiles.
ResponderEliminarAhora que me fijo... Y yo por qué creo que el gato está intantando obligar al patito a hacerle una felación?
ResponderEliminarPorque tienes una mente sucia y enferma Pedro,no otra explicación posible.Aunque hay que decirlo:el pato tiene cara de circunstancias...no deja de ser sospechoso.
ResponderEliminarLa palabra mágica ha sido "ducky" xDDD