sábado, 8 de agosto de 2009

Por eso nunca es tarde

Hay rivales duros, enemigos acérrimos que plantan sus armas y parecen ser infranqueables, y su imbatibilidad crece progresivamente. No podemos hacerlo, la mayoría nos rendimos ante ellos, se alzan de forma tiránica y nos embisten sin compasión, dándonos a creer que no es posible. Y sin embargo, ellos (mejor, llamemosle él) sabe que simplemente es cuestión de voluntad y de amor, que cualquiera puede levantarse de esa especie de estado alpha en el que se encuentre y mover un dedo, un simple dedo, para vencer al temible oponente.

Ese es el tiempo, nuestro peor enemigo cuando queremos y un mero trámite cuando no. Puede que ahí resida el optimismo, o al menos una parte.

Por eso Alvin Straight decide emprender ese viaje sin compañía y en ese cortacesped del 66, por eso no importa por qué se ha peleado con su hermano ni desde cuando. Por eso es capaz de recorrer esos 600 kilómetros a pesar de sus damnificadas caderas y su poca visión. Por eso a Alvin no le importa tener 73 años. Porque no le teme al tiempo, le teme a la guerra, le teme al alcohol, pero no al tiempo. Por eso Alvin sólo odia temporalmente a la vejez, sólo en aquellas veces en las que recuerda que fue joven.

Y por eso Carl Fredricksen decide no largarse a aquella residencia, por eso sufre esa transformación y empieza a comprender que nunca es tarde, que los sueños siempre pueden ser cumplidos y que siempre hay una aventura más. Por eso Carl sigue queriendo a Earl, y aún así termina renunciando a lo que tiene que renunciar. Por eso Carl, aún teniendo también 60, 70 u 80 años, un bastón como Alvin, y la cadera destrozada, como Alvin, es capaz de “despegar” de la monotonía y de arrastrar una casa en un montañoso terreno venezolano.

Por eso Alvin y Carl hacen esos líricos e inverosímiles viajes, porque son dos tíos con orgullo y sobre todo sin miedo. Bueno, por eso, y por amor, porque no importa que el destinatario de sus profundos sentimientos sean o su hermano o la mujer de su vida, lo que importa es la demostración de que el amor sí existe.

Por eso “Up” y “The Straight Story” son más que dos películas o que dos historias, porque hablan de la soledad, el cariño, el amor, la amistad, la verdad y todo lo que de verdad deberíamos abarcar en este puto mundo.

Por eso el cine no es que pueda ser literatura (como hablábamos un amigo mío y yo), es que el cine puede ser la vida.


5 comentarios:

  1. quiero ver "The straight story"

    por cierto, me encanta el texto ^^

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  2. ¡Que optimismo! Pues no es nada repetitivo ni aburrido, al revés. De hecho, es muy bonito y me encanta el principio. Ay... el tiempo...

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  3. Despues os quejais porque un amigo sea optimista, hijos de puta!!!...aunque a veces cuando un argentino te estafa, no es el momento de vovlerse optimista in situ, mejor esperar.

    Pues si tio son dos peliculas fabulosas, de lo mejorcito que he visto.
    Me gusta mas "una historia verdadera", porque es mas dura y mas real, claro que Up es genial y la maxima representacion de una pelicula disney, es para todas las edades pero que a lo mejor solo la comprenden realmente aquellos mas mayores.

    Y el cine no es literatura pero si es arte como cualquier otro.

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  4. Después de leer el texto me han dado ganas de ver las pelis.

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  5. Además en Up te ríes :D.
    Buen texto, muchacho. Me encanta esa oda tuya a los optimistas aunque lo sean. Desde luego que te sale un niño optimista y tendrás que quererlo, qué vas a hacer.

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