viernes, 29 de enero de 2010

Al amanecer

La Tierra, esa minúscula gota de agua flotando en un infinito mar de vacío, sigue impasible sus propias normas celestes. Mañana volverá a completar, inexorablemente, su propio movimiento de rotación justo en el mismo punto en el que lo ha hecho hoy, y volverá a mostrar su lado oculto, reservado a la noche y a la Luna, a la luz del Sol. Amanecerá de nuevo, como todos los días, y probablemente nos levantemos y vayamos a la cocina a tomar un café que nos espabile, nos demos una buena ducha, escuchemos la radio, o veamos la tele, y salgamos camino de nuestras obligaciones. Unos tomarán su propio coche, otros irán en autobús o en tren, y así poco a poco se irán llenando las carreteras, oficinas, colegios, facultades, hospitales… bajo la dorada luz de un sol madrugador y perezoso que lentamente se levanta con nosotros. Puede que en el camino nos vayamos encontrando con amigos, familiares, o con nuestros novios. En cualquier sitio: en el coche, en el bus, en la facultad, en el colegio, en una plaza paseando, al otro lado de la cama o en las antípodas de nuestro teléfono móvil. Y así se completarán los pequeños engranajes y rotaciones propias que se dan dentro de la misma Tierra, desde el momento en que sale el sol, siguiendo sus propias normas. Como todos los días.

O puede que no. Puede que al alba lo que nos despierte sea el ruido del vuelo de un F-16 pasando a ras de nuestra casa, recordándonos que empieza de nuevo un día del que hay que tratar de salir vivo por todos los medios. Quizá sea el trueno apagado de una bomba lejana, o fusiles crepitando y balas silbando bastante cerca de nuestra cama. O tal vez no. Tal vez, otra opción, es que en lugar de eso, a la vez que el sol lo que nos despierte sea el hambre. E incluso puede que pugnen por ver cuál de los dos hace que amanezcamos antes. ¿Qué más da? En esa situación lo único que importa sea amanecer, al diablo a cuenta de quién se haga. Y en ese supuesto, el lento paseo del sol de este a oeste no sería más que la sospecha de algo que intuíamos al levantar: efectivamente, tenemos hambre. O puede que esa luz lo único que haga sea descubrirnos un día más la miseria que nos rodea, nuestras casas de lata, nuestros barracones, nuestra inmundicia rodeándonos. Nuestros pies andando descalzos por los vertederos. ¿Quién sabe? A lo mejor el sol sale de forma tan rutinaria que ni siquiera nos trae la noticia de que nuestros dictadores han vuelto a cambiar de nombre.

Todos esos amaneceres son posibles en esa minúscula gota de agua que flota en ese infinito océano de nada. Tan sólo depende de por dónde nos salga el sol. Este es un mundo demasiado grande, y tal vez demasiado redondo. Quizá sea por eso por lo que caben a la vez tantos amaneceres distintos. Visto desde el espacio, debe parecer ridículo. Una misma línea dorada que nunca deja de correr dando vueltas al globo, tan diferente según caiga. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de en este planetilla, la raza humana hubiese ido a caer en Júpiter? ¡Qué cantidad de amaneceres-despropósito nos cabrían en un planeta tan enorme! En fin, tal vez sólo por eso hubiera merecido la pena que Colón se hubiese equivocado y se hubiera acabado cayendo al final del tablero. A lo mejor si la Tierra fuese plana conseguiríamos que hubiera sólo un mismo horizonte para todo el mundo.


martes, 26 de enero de 2010

El día que dejé la mar

Cuando dejé la mar aquel día
las olas no borraron mi pisar.
En la orilla queda todavía
un espigón que me recuerda
al día que me fui de la mar
y me olvidé de cerrar la puerta.
Y más que me lo recordarán.
En lo que me queda,
mientras que se pueda,
en la mar habrá
un preso de menos
y en la tierra firme,
un pirata de más.

P.D: Mamá, mamá, sólo estoy hablando solo.

"No pueden atrapar con redes la mar"

viernes, 22 de enero de 2010

Con sus métodos y tal

Todo en su vida acababa convirtiéndose en un enorme drama.
Los días de lluvia, salía de su portal diciéndose "[Camina con cuidado]", así, entre corchetes, porque era una acotación circunstancial.
Todo en él era una perfecta interpretación, no porque fingiera sus sentimientos, sino que los expresaba en su justa medida. Y los hacía creíbles. Él era una pantalla de cine en la que se proyectaba la esencia de cada gesto en cada situación. Era capaz de transmitir incluso cuando buscaba los céntimos exactos para pagar el bono-bús.
El caso es que él no hablaba solo, sino que hacía un aparte. Él no empatizaba con sus amigos, sino que se stanislavskizaba con ellos. Jamás derramaba una lágrima, porque él prefería verterlas. Y si alguna vez alguien lo vio reírse a carcajadas, mientras tanto él estaba viendo un plano picado que se alejaba y unos créditos que empezaban a aparecer.
No había atisbos, pues, en su universo de la más mínima traza de prosaísmo. Todo en él era lírica. La faz más trabajada del puro arte. La poesía de un señor que cruza la calle, la belleza de un estropajo frotando la sartén, el alma del que saluda mecánicamente en el ascensor. Estaba poseído por una exhaustiva ingeniería del gesto.
Cada novia a la que se declaró, fue testigo de una obra de arte. Cada vez que celebraba un gol, merecía un aplauso.
Una vez, un amigo se le acercó diciendo "Oye, tío, tengo que decirte algo", a lo que contestó con una sonrisa de bienvenida: "Tú dirás". "Pues... verás...", un gesto paciente acompaña al "Sí, dime". "¿Te acuerdas del artículo que escribiste hace un par de semanas?", sonrisa que se hiela y pierde el alma de estar tanto tiempo expuesta: "Ajá", "Pues es que se lo enseñé el otro día a un conocido de mi primo, que es columnista...", cejas que se arquean y gesto que se relaja: "Ah, está bien. ¿Y le gusta?", "Le encanta. Mucho. Oye... ¿tú lo habías registrado?", semblante algo desencajado empezando a tornarse serio: "¿Qué ha pasado?", "Nada, es que...", rictus.
"Mira, sales en el periódico". Pausa dramática previa a una enfatización: "Tu puta madre".

P.D: Esto está una mijita muerto.

"Esta sociedad social y mediatizada a veces nos empuja a ver nuestras vidas como películas"

miércoles, 20 de enero de 2010

En el campo de batalla

La batalla más esperada. Al alba en la cuadrícula que actuaba como campo de batalla. El ambiente estaba enrarecido, la brisa estaba cargada de electricidad y flotaban en el denso aire los aromas de la pólvora que iba a estallar, la sangre que iba a recorrer los filos de las espadas, las astillas de las flechas rotas.
Idénticas fuerzas al comenzar. Veíamos delante de nuestros ojos, a lo lejos, una hilera de valientes y bravos guerreros. Pobres aquellos que se precipitaran, pobres los que servían de parapeto, pobres los que sucumbieran ante los engaños.
No había odio en aquel lugar, no había lugar para tan oscuro sentimiento. Todo lo que se respiraba era la deportiva intención de matarnos unos a otros con la misma cantidad de ensañamiento que de piedad. No había rencores, no había resentimiento. Se planteaba la lucha de dos escuadras enfrentadas que se respetaban como se respetan dos iguales.
El cielo estaba cubierto, cerrado a cal y canto. Ni el Altísimo iba a poder ver lo que allí sucediera. Estaba empezando a llover cuando empezó la acción.
Se rompen las filas y uno de los nuestros (de los del centro, supongo) avanza hacia el enemigo. Su homólogo en las filas enemigas le sale al encuentro. Se movilizan las caballerías de ambos bandos. Algún clérigo se suma a la fiesta. Todo es una velada amenaza. Mientras tanto, yo permanezco junto a una de nuestras torres de defensa. Creo que tardará hasta que tenga que avanzar.
Vientos huracanados empezaron a soplar cuando el mundo se iluminó con un impresionante relámpago. El sonido del trueno correspondiente se confundió con un estruendo que provenía de las mismas entrañas de la Tierra. Parecía el fin del mundo. Un fuerte terremoto empezó a agrietar el suelo. El seísmo era de una intensidad desmedida.
Fue entonces cuando un alarido ensordecedor nos sorprendió por retaguardia. Era, sin duda alguna, la voz de nuestra altiva reina. Todo el Universo se paralizó. No hubo un miembro de nuestro ejército que no tuviera la sensación de haber cometido un grave error no-se-sabe-cuándo dejando ir a no-se-sabe-quién. Glóbulos rojos que huyen de la cara, manos temblorosas, frentes perladas de frío sudor, el silencio de unas gargantas que dejan hablar al resto del mundo.
Poco a poco nuestras cabezas empezaron a volverse lentamente. Nadie quería ver lo que estaba pasando allí atrás. Y allí atrás los ánimos no estaban mejor.
Recuperada la calma y la compostura, nuestra señora miraba con desprecio a su rey, el cual le devolvía una mirada mezcla de sorpresa y súplica. Ella sólo acertó a decir "Joder, Juan Carlos".
Y pa' la caja. Su Majestad se había caído con el temblor.


P.D:Tonterías :P.

"Lo que diferencia al terrorismo de la guerra es que en la guerra los dos bandos se defienden"

martes, 19 de enero de 2010

Teorema de Thales



No pongo ni P.D. ni frase por miedo a desvirtuar esta maravilla. Es increíble.

lunes, 18 de enero de 2010

Oda al científico

Una sonrisa reflejada en un cristal, limpio e impoluto, dispuesto y convencido de sus posibilidades, feliz por hacer lo que quería o incluso feliz por ser capaz de avanzar. El verano y su ventana, no había nada más allí que no estuviese relacionado con la ciencia; probetas, microscopios, analizadores, hasta objetos innombrables que se hubiesen considerado arremolinados para cualquiera, pero que para el científico no era más que el perfecto orden, el orden de su necesidad, unos pasos allá se encuentra su cum laude, él sólo cree que será cuestión de tiempo, sólo cuestión de esfuerzo. No era así.

Algo más serio para lo que usualmente se mostraba ante sí mismo (con los demás era bastante más reservado), quizá motivado por la preocupación o puede que provocado por la estación, es que no soportaba el Otoño, la lluvia golpeaba la tubería externa, un ruido estrepitoso, nada recomendable para la concentración del científico. Eran pequeños detalles que iban superando al estancamiento, la progresión sin avanzar, la representación del peor de los castigos (de momento).

Que la barba nace de la desesperación, que es Invierno aunque puede que no del mismo año, por eso ya no importa la ventana, ni la lluvia, ni él. Sólo se sabía que seguía trabajando, se le oía desde detrás de la puerta, y sin embargo ni siquiera él sabía ya en qué. Al azar, sin su orden y sin nuestro orden, ya ni la obsesión posibilitaba la mejora, ya era tarde, ya no saldría jamás.

Y con la Primavera se confirmó, no habría teoría cíclica, el científico dejó de trabajar, ya no podía seguir, no importaba lo demás, había dejado de pensar. Se sentó y paró. Nunca más lo volvió a intentar.

domingo, 17 de enero de 2010

Los ricos lo llaman pillaje

Dicen lo entendidos que el seísmo que asoló Haití hace cuatro días ha sido el más destructivo de la Historia, o al menos, de la Historia reciente. Muchos expertos dudan incluso de si, a partir de ahora, Puerto Príncipe sigue, técnicamente, existiendo, o simplemente ha pasado a ser una ex-ciudad destruida en el 2010 por un terremoto. El número de muertos es incalculable. Por lo visto puede ascender a 200.000 o incluso más (como a veces es difícil entenderse con números grandes, diremos que Puerto Príncipe tenía una población de dos millones de personas, así que ha muerto, como mínimo, el diez por ciento de la ciudad, uno de cada diez). Sin embargo, el número de muertos es, ciertamente, infinito.

Infinito, porque no se puede contar. No se puede contar porque Haití es un país pobre. Más que pobre, pobrísimo, paupérrimo, moribundo. Es el país más pobre de todo el continente americano (y hay treinta y cinco países en América). No se puede contar porque Haití es un país anarquista por necesidad, anarquista por obligación de sus dirigentes, en el que los gobernantes corruptos desde hace cuarenta años se quedan hasta la ayuda humanitaria que le envían los países desarrollados y las ONG, y el pueblo carece de cualquier infraestructura. No se pueden contar porque en Haití no hay un gobierno ni ente superior que lo haga. Hay, a lo sumo, un grupo de ricos que vivían en casas de verdad (que afortunadamente también se vinieron abajo, aunque no todos han muerto, empezando por el presidente de la República) que nunca compraron nada ni invirtieron en cosa alguna que ahora les sirva de algo. Muchos de esos cadáveres jamás serán encontrados, y otros se están empezando a quemar o a enterrar en macro fosas comunes improvisadas ya por parte de la población para evitar que transmitan enfermedades, a sabiendas de que después jamás podrán ser enterrados dignamente ni identificados. Sabia, aunque dura decisión, la que ha tomado un pueblo huérfano de todo que la ONU desaconseja porque les va a molestar bastante a la hora de hacer sus estadísticas.

Allí se ha venido todo abajo. Favelas, iglesias, palacios, hospitales, hoteles de lujo. Todo. El día once de enero había en Puerto Príncipe ciento cincuenta médicos. Han sobrevivido veinte. Nunca hubo un cuerpo real de bomberos, ni servicio de rescate. Y están así desde el día doce. No hay, además de ayuda técnica o sanidad, comida ni agua, ni ningún sitio donde comprarla. El dinero en Haití ya no sirve de nada, se truecan cosas con comida o gasolina. Pero aún quedan cosas entre los escombros. Tiendas que no llegaron a afectarse del todo o ruinas que guardan comida bajo las piedras. Además de algunos camiones y personas que circulan dando pequeñas cajas o raciones en algunos barrios. Desde ayer, esa gente desesperada empezó a asaltar esos pocos comercios supervivientes, a escarbar entre las piedras buscando algo que llevarse a la boca, a tirarse encima de los camiones en marcha buscando una caja.

Eso es lo que está pasando allí. Yo lo vi ayer por la tarde, mientras un grupo de tertulianos profesionales que lo mismo analizan un terremoto que un juicio, pasando por las tetas de cualquiera, hablaban de pillaje. De bandidos, de robos y piratería. Y así lo calificaban también en periódicos y telediarios. Pillaje. ¿Y no será, digo yo, que se está confundiendo el pillaje con instinto de supervivencia? Están acusando de buscar comida desesperadamente entre las ruinas a un pueblo que sabe que a pocos kilómetros se acumula, vigilada por el ejército norteamericano, toneladas de comida que no están siendo distribuidas. No se distribuye porque no se puede, porque su puto gobierno corrupto no tenía ni siquiera camiones preparados para eso, y los que quedaban se han destruido. Pero no se distribuyen, y son muchas toneladas de comida acumulándose mientras los desheredados de absolutamente todo se mueren de hambre. Se mueren. Así que han decidido guardar las procelosas formas diplomáticas que tanto nos gustan a nosotros para otra ocasión, y han decidido sacar comida de donde exista. Para comer, para darle alimento a sus hijos o familiares moribundos. Mientras, los ricos lo llamamos pillaje, viendo por la televisión, en nuestros sofás, barrigas llenas y calefacción encendida, tachándolos de delincuentes. Así funciona este mundo asqueroso en el que si la mierda valiera algo, los pobres nacerían sin culo.


sábado, 16 de enero de 2010

Arte, ¿Subjetivo u objetivo?






"¿Qué es el arte, sino una manera de ver?"

Thomas Luis Berger

martes, 12 de enero de 2010

Mini-conexión

Su mini-civilización era mucho más avanzada. De hecho no había punto de comparación entre su inteligencia y la de aquellos gigantescos bárbaros que dominaban a sus anchas la SRC de más acá de las nubes.
Todos los mini-científicos se afanaban por hacerle la vida más fácil a los mini-habitantes con su esfuerzo y tesón. Mientras tanto, los macro-seres se encomendaban a las supuestamente iluminadas mentes de unos cuantos hechiceros, mientras se mataban, perseguían y vilipendiaban entre sí por conflictos y razones inexplicables. No es por tanto de extrañar que entre los mini-mandatarios, mini-artistas y mini-pensadores, muchos se mofaran de lo rústicos e iletrados que eran los macro-seres.
Animados por su constante búsqueda del saber, en el mini-mundo habían decidido construir una enorme (diminuta) plataforma (colchoneta hinchable) en medio del mar (charquito) para cultivar en ella millones de mini-anacardos y estudiar su interacción con millones de mini-niños (el plan era plantar las plantas, niñar los niños y llavar con llave por fuera). El estudio se fundamentaba en las teorías de un mini-genio, el cual había hecho una tesis que versaba sobre la capacidad mágica de los anacardos para crear una simbiosis con los humanos desde la más tierna infancia.
Y así se hizo.
Paralelamente, un reputado mini-arqueólogo hizo una expedición por las profundidades buscando mini-fósiles de mini-trilobites. Con ellos podría terminar su estudio sobre la evolución de las mini-especies y tener así una visión más global y veraz sobre su hostil entorno.
Ese bichejo del que solamente había referencias en libros, era para él como la última pieza de un enorme rompecabezas. Por ello se armó de valor y botellas de oxígeno, dejó todo bien atado en la superficie (aseguró su vida, su casa, su coche y una cuerda a un árbol) y se lanzó a la aventura.
Casualmente, el intrépido buzo encontró varios mini-trilobites hechos roca bajo la plataforma usada para el estudio de los anacardos (que se llamaba Anacártida). Sin duda, algún mini-artrópodo se habría sorprendido de que alguien hubiera llegado hasta allí para buscarlo y que sin más lo robara, miles de años después de su última cena.
Al extraer uno de aquellos pequeños esqueletos petrificados, el simpático aventurero rasgó un poco el fondo de la colchonetita casi sin darse cuenta. Tampoco le dio mucha importancia al asunto.

Y es cierto que su mini-civilización era mucho más avanzada. Tanto, que pudieron justificar aquel triste desenlace. Pero, finalmente, ya no había tanta mofa al ver que sus errores habían sido absolutamente menores, aunque relativamente idénticos.
Y está claro que eran mucho más inteligentes. Tanto, que ya sabían de qué animal provenían las mini-gambas. Pero, al fin y al cabo, todos peleaban contra los mismos molinos a mayor o menor escala.


P.D: Valgan las licencias lingüísticas.


"Perdona, pero para decir ciertas frases te tienes que quitar las patillas"

domingo, 10 de enero de 2010

Vaina de latón

Es curioso –paradójico, incluso- lo poco que pueden parecerse entre sí dos objetos con tantas cosas en común. El primero es un instrumento fascinante. El segundo, un invento abominable. Uno divertido e inocente; el otro dantesco y despreciable. Y eso, qué cosa más rocambolesca, que los dos pueden acabar relacionándose con la muerte.
Aunque sea por motivos diferentes, y uno me encandile y al segundo lo repudie, se puede decir que ambos me apasionan y los dos son capaces de llegar a obsesionarme. Hasta tal punto, y cada cual lo suyo, que pueden hacerme retroceder en el tiempo hasta lo más profundo y cálido de mi infancia o hacerme viajar, por una atracción funesta, miles de kilómetros.
Ambos son pequeños, fríos y fácilmente manejables. Los dos pesan más bien poco, no medirán más de cuatro o cinco centímetros de alto, y comparten el mismo hipnótico reflejo metálico. Los dos tienen sus diabólicos cuerpos recubiertos por sendas vainas de latón. Y por encima de todo, ambos fueron creados para hacer fuego.
El primero es un Zippo. El otro, una bala de Kalashnikov.


viernes, 8 de enero de 2010

La dictadura arábiga

Nos levantamos a las 8:00 porque a las 8:30 es muy tarde aunque no tengamos nada que hacer. Eso sí, los 5 minutos que tardamos en ponernos en pie no nos los quita nadie.
Así es nuestra vida. Tardamos 9 meses en prepararnos para vivir y pasamos una media de 80 años acostumbrándonos. Y vamos midiendo nuestra vida en cantidades de tiempo, primero por meses, después por años. Y medimos la vida de los animales, la vida del Universo entero, cuantificando planetas, estrellas y la nada misma.
Con 17 somos unos niños y con 18 somos unos adultos responsables de nuestros actos. Ya tenemos edad para quedar con 4 más y hacer botellón. Y el botellón es en secreto una competición porque si tú te has bebido 7 cubatas, yo me he bebido 8.
Desayunamos un café con 2 de azúcar, tomamos el autobús 7 y tardamos 20 minutos en llegar. Tenemos 3 clases, menos mal que pasado mañana es 1 del 5, Día del Trabajador, y libramos 3 días seguidos. Llegamos 5 minutos tarde (los mismos que no nos quita nadie) y nos sentamos a escuchar a 1 señor doctor en no-sé-qué junto a 127 almas.
130 es buena velocidad, pero a 150 me da miedo, aunque cualitativamente no haya diferencia. Yo debería pesar 50 y lloro porque peso 52 aunque nadie lo haya notado. El volumen de la tele está demasiado alto a 40, ponedlo a 25 aunque no nos enteremos. El vestido cuesta 60€ aunque como está al 20% me parece muy barato.
Números que nos protegen de los ladrones, que nos impiden robar. Números que delatan dónde vivimos, que nos hacen contactar con otras personas, que nos diferencian, que nos separan o nos conectan.
40000 personas en la manifestación, 4ºC en la calle y 80% de humedad, 800000 parados más, 2l de agua al día, a ver si llego al día 20, llevamos juntos 11 años, 3 son multitud, 7 enanitos, 7 vidas tiene un gato, 3 cerditos, 101 dálmatas, 3er mundo, 12 megapíxeles, 2ª Guerra Mundial, 17 CCAA, 8 provincias, San Fernando 2010, ojalá tuviera una 36, 12 uvas, 5 en el coche, martes y 13, 1000 y una noches, la 5ª del Buitre, viajar en 80 días, 20 kilos de equipaje, máximo 3 prendas, 1 cartón y 1 botella, 365 días, 24 horas, 21 gramos.
Cerca de 7 mil millones de personas bajo la dictadura de unos entes abstractos, descubiertos por las matemáticas, que son al fin y al cabo un invento de uno de esos 7 mil millones.

P.D: Porquería de texto.
P.D.2: Por favor, comentad el texto y dejad a un lado la frase, joder.

"A la letra negrita se le dice negrita porque es más gorda, como el culo de las negras"

martes, 5 de enero de 2010

La Morgue china

Hoy, a 2010, los Organismos Internacionales se multiplican. Las Comunidades Internaciones mantienen su vigor en pos de unos intereses definidos, aún cuando nacieron por meros motivos económicos, el avance legislativo y social durante el Siglo XX permitió el nacimiento de los Derechos Humanos en busca de una afectación global y mundial. Tratados con un principal objetivo, la salvaguardia de unos principios que Locke definió como fundamentales. Condenas inocuas para resultados axiomáticos, el poder de los países, el interés del poder.

El día 29 de Diciembre murió ejecutado en Xianjiang el ciudadano británico Akmal Shaikh, de 50 años, condenado a muerte en 2008, acusado de tráfico de drogas al hallársele en posesión de cuatro kilos de heroína. Akmal sufría un trastorno bipolar, sin embargo no se sostuvo esta circunstancia a la hora de penar la conducta del mismo, abogando la negación de dicho trastorno y rehusando el arrepentimiento de última hora, la única esperanza para las víctimas (que no los inocentes) de la rígida jurisprudencia china. Ni las súplicas ante la embajada china en Londres de familiares del condenado y solidarizados ni la restricciónes públicas promovidas por Gordon Brown, Primer Ministro inglés, por la cúpula de la Unión Europea y por Amnistía Internacion evitaron la ejecución de la pena capital ante el condenado.

En la época que se supone de “la libertad”, un concepto que debiera ser de tan absoluta ilicitud como la pena de muerte se acepta en importantes zonas del Globo, bien es cierto que el mundo camina hacia la abolición de la misma, sin embargo, no parece la velocidad más adecuada para terminar eliminándola. El grueso de las ejecuciones son llevadas a cabos por países asiáticos, China, Irán, Arabia Saudí y Pakistán, aún así EEUU se cuela en ese nexo común para convertirse en una de las cinco potencias que completan el 93% de las condenas de muerte de la población mundial, sólo Bielorrusia continúa con esta práctica en el continente europeo. Dato curioso al respecto es la estructura social de los países proejecutorios, que conllevan que a la mayor defensora de la vida como derecho fundamental, Amnistía Internacional, sea acusado de procomunista por cierto sector estadounidense y de procapitalista por la población china.

No es China, por lo tanto, la única responsable de la atrocidad ejecutoria. Sin embargo, es innegable no auparlos a un escalón superior. Un nivel donde se celebran juicios mecánicos que no son consecuentes a los estándares del derecho internacional, donde se niega la presunción de inocencia, donde la corrupción toma intereses políticos a la hora de condenar, donde la fiesta nacional es celebrada en los colegios llevando a los alumnos a presenciar ejecuciones en directo, donde el funcionario muere por robar, donde el turista muere por traficar, donde se llevan a cabo el 73% de las condenas mundiales.

Un país asesino, donde la ley no existe, o al menos, donde la la ley no es justa a ciencia cierta.

viernes, 1 de enero de 2010

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Bueno, cayendo desde aquí en el mismo pensamiento mágico que el resto del planeta, deseamos un FELIZ AÑO NUEVO, y aprovechamos la ocasión para mandar a tomar por culo el año que bien termina con todos sus horrores, y salvar de él lo que mejor nos haya dejado. Que nosotros, por lo menos, salvaremos PATOCIENCIA.

Desde aquí deseamos a todos un año mejor que el 2009 que aquí se resume:


Y por supuesto, uno nuevo cargado de buenos deseos, buena suerte, para todos, felicidad, y que esperemos que ayude a crear un mundo un poquito mejor. Así que...

¡¡FELIZ 2010!!

¡Y por supuesto, que nosotros lo veamos y que esté lleno de PATOCIENCIADAS!