Es curioso –paradójico, incluso- lo poco que pueden parecerse entre sí dos objetos con tantas cosas en común. El primero es un instrumento fascinante. El segundo, un invento abominable. Uno divertido e inocente; el otro dantesco y despreciable. Y eso, qué cosa más rocambolesca, que los dos pueden acabar relacionándose con la muerte.
Aunque sea por motivos diferentes, y uno me encandile y al segundo lo repudie, se puede decir que ambos me apasionan y los dos son capaces de llegar a obsesionarme. Hasta tal punto, y cada cual lo suyo, que pueden hacerme retroceder en el tiempo hasta lo más profundo y cálido de mi infancia o hacerme viajar, por una atracción funesta, miles de kilómetros.
Ambos son pequeños, fríos y fácilmente manejables. Los dos pesan más bien poco, no medirán más de cuatro o cinco centímetros de alto, y comparten el mismo hipnótico reflejo metálico. Los dos tienen sus diabólicos cuerpos recubiertos por sendas vainas de latón. Y por encima de todo, ambos fueron creados para hacer fuego.
El primero es un Zippo. El otro, una bala de Kalashnikov.
Aunque sea por motivos diferentes, y uno me encandile y al segundo lo repudie, se puede decir que ambos me apasionan y los dos son capaces de llegar a obsesionarme. Hasta tal punto, y cada cual lo suyo, que pueden hacerme retroceder en el tiempo hasta lo más profundo y cálido de mi infancia o hacerme viajar, por una atracción funesta, miles de kilómetros.
Ambos son pequeños, fríos y fácilmente manejables. Los dos pesan más bien poco, no medirán más de cuatro o cinco centímetros de alto, y comparten el mismo hipnótico reflejo metálico. Los dos tienen sus diabólicos cuerpos recubiertos por sendas vainas de latón. Y por encima de todo, ambos fueron creados para hacer fuego.
El primero es un Zippo. El otro, una bala de Kalashnikov.
Qué buen texto, hamijo. Realmente estás como una regadera.
ResponderEliminarHasta el día que alguien decida echarte gasolina por encima y encenderlo con un Zippo (de mierda). Ojalá esté yo cerca para evitarlo con mi AK-47.
ResponderEliminarLas balas no son un mal invento, mientras no tengas algo con que dispararlas.
ResponderEliminarPíllate un Zippo, tío.
Saludos.
Para los pocos que no te entiendan tu obsesion con los Zippo, tienes el deber moral de ponerles el enlace a tu textodefelaciónpublicaalZippo.
ResponderEliminarUn abrazo, que veas que sigo tu blog!
Totalmente de acuerdo con antonio...los zippos son malos
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