miércoles, 20 de marzo de 2013

"La sonrisa de un muerto."

En la mente de un mecanicista no cabe la idea del azar (tampoco la del libre albedrío, pero eso es porque los mecanicistas no creen en la existencia de arbitrariedades en un Universo apasionante y apasionado ni en casi ninguna idea de las que dan gustito) pero si no fue por eso, a saber por qué razón peregrina decidió aquel niño borrar con sus manos la sonrisa de la cara de aquel cadáver. En cualquier caso sus motivaciones no son lo que nos ocupa. Tampoco la razón por la que murió el finado, ni en qué condiciones, ni por qué tenía el niño acceso al cuerpo. Lo reseñable del asunto es que ese señor había tenido la gloriosa suerte de acabar sus días con una expresión de felicidad en su rostro, que no es que el día de la muerte de uno o lo que haga justo antes de fenecer sea más importante que el resto de la vida, pero por el simple hecho de ser un momento único y el último ya cobra cierta notoriedad dentro de la propia historia de un individuo.
Entonces estamos en que quizás por azar, quizás por una razón estúpida o quizás por ninguna razón, aquel difunto que antes estaba alegre nunca más volvería a estarlo. Su sonrisa había desaparecido para siempre en el tiempo, era imposible recomponerla, irrecuperable de entre las garras del olvido. De hecho, frente a la eternidad de muerte que le esperaba al buen hombre (que no se sabe si era bueno, pero existe y es comprensible la tendencia a presuponer que la gente, así en general, lo es), es como si su sonrisa nunca hubiera existido, como si jamás él hubiera sonreído ni hubiera sabido descifrar en toda su vida el significado de una sonrisa.
Pues, bien, yo soy ese muerto.


P.D: Ya está.

"Pienso decirte que te quiero como el que se arranca un botón."



2 comentarios:

  1. Hombre, por azar azar, lo que se dice azar, no es. Es que siendo mecanicista a uno se le acaban los motivos para seguir sonriendo.

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    1. Nah, en realidad yo no soy ese muerto y esa frase se carga el texto, pero me apetecía ser pretendidamente hortera. Llámame loco.

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