miércoles, 4 de noviembre de 2009

Un Twister. De chocolate, por favor.

Los rayos de aquel triste sol apenas podían zafarse de las grises nubes que los obstaculizaban. En la atmósfera se notaba algo. No era nada descriptible, solamente se notaba un ambiente enrarecido, como si el mundo entero estuviera expectante de lo que seguro iba a suceder, fuera lo que fuera (siento no poder ser más concreto en mi descripción, pese a ser un narrador omnisciente).
Aquella mañana él se levantó sudando, en parte por la excesiva humedad relativa y en parte por las horribles pesadillas que estaba teniendo últimamente. Siempre era igual, se veía atrapado en una minúscula habitación y cuando conseguía escapar era para caer por un precipicio.
Se levantó, fue a la cocina de su humilde y pequeño apartamento con la incertidumbre de no saber lo que iba a encontrar al abrir el frigorífico. “¡Menuda suerte, queda leche!”, pensó.
Fue entonces cuando se desató el desastre. Un estruendo, o quizás fueran un millón de estruendos al unísono. Un golpe. Un rayo. Viento.
Todo era un maremágnum de destrucción impía. Coches que vuelan y chocan contra otros coches, o contra casas. Árboles arrancados, tejados derruidos, farolas tumbadas. Y un silbido penetrante dentro de unos oídos que no dan abasto mientras intentan desconectarse del ruido que provoca esa dichosa guerra entre dioses del Olimpo.
No tuvo tiempo a reaccionar. La ventana de su cocina estalló arrojándole a la cara un buen montón de cristalina metralla. Antes de caer al suelo ya era consciente de lo mal que lo tenía. “Compadre, a ver si salimos de ésta”, pensó.
Sintió cómo los cimientos de su edificio se estremecían. Sabía que no tenía mucho que perder. Llegó a tientas a la puerta de la cocina, reptando entre cristales, astillas, trozos de escombros y diversos objetos que el maldito viento había tenido a bien regalarle. Fue hacia el portón y salió al pasillo. Allí también había ventanas rotas y una fortísima corriente de aire que inundaba cada rincón del corredor.
Se aventuró a las escaleras. Tropezó. Se levantó. El viento le impedía ver y casi caminar. Volvió a caer un buen tramo de escalones. En total había bajado un par de pisos y rodado los otros tres. Si en ese momento le hubieran preguntado dónde le dolía le habrían faltado dedos.
Al fin llegó al cuarto de contadores, en la planta baja. Era el sitio más seguro del edificio si éste no se derrumbaba. Entró y cerró la puerta con esfuerzo.
Allí todo era paz. Aquel maldito cuartucho parecía estar al margen de la realidad. Casi tenía la sensación de haber cruzado una puerta mágica que lo había tele-transportado a millones de kilómetros de allí. Pudo al fin sentarse y tomar consciencia de lo que estaba sucediendo. Reparó en lo maltrecho que estaba y en todo lo que le había sucedido.
Pero no se lamentó. Muy al contrario, gritó de furia descargando parte de la tensión acumulada. Era rabia lo que brotaba de su pecho. Sus ojos, llenos de ira, veían claro lo que debía hacer. Estaba lleno de determinación. En medio de aquel caos, estaba convencido.
Aquel joven de Oklahoma no descansaría tranquilo hasta que aniquilara a todas las mariposas de Dinamarca.


P.D: Cierra, que hace corriente.
P.D.2: Puede que la foto no sea ni la más impactante ni la más bonita, pero es de Oklahoma.

"Y cuando muera tirad mis cenizas en Tarifa, que quiero ver el mundo entero."

7 comentarios:

  1. Qué buen texto tío. Puta teoría del caos, qué daño ha hecho Jeff Goldblum a Louisiana xD.

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  2. De nuevo, me encanta la frase del colofón final. Lo de las mariposas no está pagado, en Nueva Orleans se la tienen jurada también.

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  3. Parece que un rabo divino se quiere follar a la tierra...

    PD: Ya te firmaré en condiciones.

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  4. La foto parece de un anuncio de Wipp Express.

    Como tuve el privilegio de poder leerlo en primicia, pude darte mi impresión. No obstante, de lo último es lo que más me ha gustado.

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  5. XDXD Antes era la teoría de cuerdas, y ahora es la teoría del caos. ¿Buscas implicaciones en la vida cotidiana? Tu cabeza funciona de otra manera. Gran texto!

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  6. A mi me pasa lo mismo cuando tardo mucho en cagar! Genial, tu cabeza esta en otro lado jeje me gustaría visitarlo algún día, ¿esta cerca de la de rafa? bueno genial por cierto la última frase como siempre jeje

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  7. Pues muchas gracias a todos, muchachos. Me siento halagado en un tresillo.

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