Cumplir, cumplir, cumplir. Batir, batir, batir. Humillar, humillar, humillar. Y se lo recuerdan y no comprende producir tanto interés. A él le enseñaron a ser así, no desfallecer, y liderar y transmitir sus principios. Él es argentino, y aún así no habla castellano, solamente es capaz de comunicarse en un idioma, el de la seguridad y el triunfo. No le importa el rival en absoluto, no es más que un obstáculo al que sobrepasar rápidamente. Cuando quede atrás no será más que algo obsoleto, y cuando esté enfrente habrá que pisarlo (al enemigo...).
Aguantar, aguantar, aguantar. Trabajar, trabajar, trabajar. Rendir, rendir, rendir. Aterriza el Narigón con SU selección en México, las esperanzas que habían servido como aliciente se tornaban de repente en responsabilidades que cargar. Pero eso a él no le importunaba, es más, le motivaba. Paso a paso se cumplían las expectativas, cuanto mayor era la dificultad para el resto más sencillo le resultaba al Jefe. Si tocaba Italia, favorita y actual campeona, y provocaba el pánico en los seguidores de la albiceleste, llegaba y afirmaba que era el partido más fácil que tendrían. Era uno de esos tipos que mueren llevando la contraria, si tú dices negro, él dice blanco. Si te convence y reconoces la blancura, él cambia de opinión y defiende la negrura. Sin embargo, quiere tener plenitud en sus pronósticos, sabe que encender la ira del guerrero puede convertir a un cáustico conjunto en una máquina invencible. La noche anterior al día del encuentro, los componentes de la selección reciben un aviso anónimo, en la puerta del hotel donde se alojan ha sido quemada su enseña nacional, los novatos activan su odio, dispuestos a salir a morir y matar contra los malditos italianitos. Los veteranos no se inmutan, saben categóricamente que el Narigón ha sido el autor de tal suceso. Obviamente sellan sus bocas.
Combatir, combatir, combatir. Derrotar, derrotar, derrotar. Persistir, persistir, persistir. Con él todo es más fácil, tenía razón en su pronóstico. Vencen, y solo una fase le separa de la gloria eterna. Momentos épicos han antecedido a tan importante día, su estrella extendió una mano y convirtió por siempre al aranero en artista, la estrella regatea impasiblemente ingleses con suma facilidad, y convierte al artista en Dios. Todos se confirman y crecen en unidad. Les esperan los temibles germanos, generaciones de argentinos esperan la cita con impaciencia, ni siquiera el grupo campeón del 78, liderados por un implacable matador del área, Mario Kempes, provocó tal inmovilización en el país criollo. Salen lanzados, en el min 70 dominan con claridad y los dos goles de ventaja que señalan el marcador parecen una buena barrera para su confianza. No obstante, dar un sólo segundo a Alemania es caer en su red, el magnífico Rudi Voller iguala la contienda, sendos tantos han sido logrados de la misma forma, a balón parado. Y a cinco minutos del final todo indica que se llegará a la prórroga.
Sufrir, sufrir, sufrir. Y sobre todas las cosas, GANAR,GANAR, GANAR. Estalla Argentina, Burruchaga logra el gol a dos minutos del final, no hay tiempo de reacción. El carácter adoctrinado no yerra en los momentos claves. Se acaban de proclamar campeones del mundo, todo el esfuerzo tuvo su recompensa, las celebraciones de los jugadores son orgásmicamente indefinibles. El vestuario se alza como escenario de las mismas, y en un rincón se halla el Jefe, su cara denota un tremendo enfado, todos creen que no es más que el producto de la emoción. Y corren a buscarlo, decididos a sacarle del shock. Antes de que abran la boca el Narigón se levanta indignado, y haciendo cantidad destacable de aspavientos declara en chillidos: “No me hablen, no me hablen, !nos hicieron dos goles a balón parado!”. La satisfacción había sido efímera, ya pensaba el Jefe en su próximo compromiso, dispuesto a volver a cumplirlo como había prometido, como siempre había hecho. No hay tiempo para la alegría, han de seguir su camino.
Carlos Salvador Bilardo. Genio y figura. Ganador nato.
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Magnifico
ResponderEliminarPisalo!!! Pisalo!!!!
ResponderEliminarEspléndido, tío. Vuelves a hacer un gran texto.
ResponderEliminarVaya crack el tío. Y Bilardo también.
ResponderEliminarMe ha encantado!!, siento no comentar antes he estado liado con otros menesteres
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