Comienza una nueva categoría en ésta, la página menos cultural de toda Internet. Se trata de La cocina desde el exilio, un recopilatorio de mis peleas contra los fogones, ayudado por mi aliado Hacendado. Pretendo hacer un pequeño recetario para ayudaros a convertiros en supervivientes de la soledad y el hambre. ANSARLOGÍA no se hace responsable de lo que suceda por el camino.
Allá vamos:
Hoy cocinaremos un buen plato de Macarruleta.
Ingredientes:
-Macarrones (en seco, medio plato hondo, más o menos).
-2 salchichas de paquete.
-1/2 paquetito de chorizo en tacos de los que venden en el Mercadona.
-Tomate frito.
-Cayena.
-Pimentón picante.
-Pimienta negra.
-Varios dientes de ajo.
-Sal.
-Aceite.
-Cínico fatalismo.
Para acompañar: miajones de pan, agüita, suerte.
Preparación:
Se cuecen los macarrones en abundante agua. Se echan en la olla cuando el agua esté hirviendo, junto con un chorro de aceite y un poco de sal (opcional: una pastilla de avecrem). Cuando estén en su punto, se escurren y enjuagan. Es importante enfriarlos bajo el grifo justo al escurrirlos para evitar que se reblandezcan y pierdan firmeza (truco útil).
En una sartén ponemos aceite a calentar (dos o tres cucharadas, no más). Cuando esté calentándose, se le pican un par de dientes de ajo. Si son muy pequeños, se le pica uno o dos más. Antes de que los ajos se doren, añadimos a la sartén el chorizo y las salchichas picadas.
Llega el momento crucial. El tarro de las cayenas que tenía en casa (marca Carmencita) estaba dotado con un difusor consistente en tres palitos da plástico que se unían en el centro de la abertura (parecido al símbolo de Mercedes). Lo importante es que ese difusor te asegura que cada vez te cae un número distinto de guindillas. Y precisamente ésta es la esencia de los Macarruleta.
Con el tarro de cayenas apuntando hacia abajo, encima de la sartén, le damos unos suaves toques para que caigan las que el tarro quiera. Es como en la ruleta rusa, tú sabrás cuántos toques quieres darle. Además si te pasas, sucede algo parecido a la ruleta rusa. En mi caso, cuando inventé la receta, al primer toque echó una y al segundo toqué echó cinco. Un total de seis guindillas (al hacer carne al toro para 6 personas, mi madre le echa dos, para que os hagáis una idea de lo que es una cayena).
Confiad en vuestra suerte. Esto condiciona el resto de la receta.
Al refrito del ajo, el chorizo y las salchichas, le echamos tanto pimentón picante y pimienta negra como nos dicte nuestro cínico fatalismo.
Rebujamos macarrones y refrito en una olla. Añadimos tomate frito al gusto [¡Si mi madre me viera! En mi casa nunca hemos comido tomate frito de bote, sino natural. Era algo sagrado. Desde que cocino en el exilio, admito usar Tomate Frito Casero marca Mercadona, que no está tan bueno como el tomate de verdad, pero da el pego bastante bien].
Y ya está listo. Al plato y a disfrutar... o a sufrir muchísimo.
Resultado: Mi cínico fatalismo me hizo comerme las seis guindillas al terminar el plato. Tremendo. No lo hagáis.
martes, 2 de febrero de 2010
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Jajajajaja enhorabuena por la nueva sección. No te olvides de esos truqitos útiles que a más de uno nos pueden salvar la vida!!
ResponderEliminarPD: ¿Y la frase?
Ni frases ni P.D., compañero. Esto es una receta, no un texto :P.
ResponderEliminarJajaja, me gusta sobre todo el hecho de que sea una nueva sección de Patocienia. Y es la hostia comer con tanto riesgo, es romper la monotonía!.
ResponderEliminarP.D: Pá un día que iba a publicar xD.
Pues me parece fatal que no pongas una mísera frase, aunque sea culinaria. Ahí no hay infulerío ni petulancia suficiente como para ser digno de este blog.
ResponderEliminar...Lo que pasa es que no tienes cojones de poner una frase con berenjena, eso es lo que pasa...
Que no, pesao, que en otra receta ya he puesto lo que me pediste. Ten paciencia, copón, que todo llega sin falta.
ResponderEliminarP.D: Curro, perdóname, uno espera un texto tuyo como se esperan los rayos: puede llegar a suceder.
Ya sé lo que como mañana, ya te contaré, jaja.
ResponderEliminarQuiero que conste que el crack de Juan Antonio ha cumplido, según me dice por el messenger, y ha comido Macarruleta para almorzar.
ResponderEliminarMe encantaría que cundiera el ejemplo y que todos os animárais a probar las imbecilidades que ponga.
Me ha hecho mucha ilusión, grazalemeño :D.
Espero no verme nunca obligado a seguir tus recetas XD. Me he partido con lo de las guindillas. ¡Con lo fácil que hubiera sido echárselas en la mano antes de verterlas! Pero claro, así no hay emoción, y le estoy hablando a una persona que en una ocasión se comió un bocadillo de polvorones porque sí.
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