Marijosé, ¿qu'ha hecho cormigo?

El día de hacer inventario
reuniré bártulos y enseres varios,
mis ínfulas repletas de vanidad,
mi toga tintada en excentricidad,
mi gorrito con orejas de burro,
y mi acritud hacia la humanidad.

Y si me sorprende el deceso
habiendo cometido algunos excesos
habidos en ésta mente libertina,
seré muy meritorio de regañinas
por no transigir con narcóticos
y haber abusado de la degollina.

Y cumpliré condenas por lascivo,
pues para vivir medio muerto no vivo,
no mereciendo la pena éste trance
sin tener de ésta nariz al alcance
esos animosos y ordinarios aromas
de féminas que no buscan romances.

Y es que simpre canté o cantuve
malas borracheras que tuve y retuve.
Fui submarinista de las botellas
cuando alguien se iba y era ella,
cuando el mundo la tomaba conmigo
y Baco me prometía las estrellas.

Y pensaréis allá en mi velorio
en mis proezas a lo Don Juan Tenorio,
en mis escaramuzas a lo Don Pelayo.
Alguna aurora y el solo de gallo,
algún ocaso con el solo de grillo.
Laudo de Salomón, de jurado fallo.

Y parad las llantinas, llorones,
que para decir "adiós" sobran razones.
Divinas pocas, el resto mortales,
queman un alma tan hecha a males
que de sargento viste su cuerpo
y a su ser lo viste con retales.

Y llegada la hora en cuestión,
cuando acabe mi obra por obligación,
me imagino ya el mundo infecto
por un par de juicios abyectos,
veinte canciones desesperadas
y poemas que tenga en proyecto.

Y ahí os abandono huérfanos,
afligidos en pena hasta los tuétanos.
Es posible que exagere un poco
y sólo os deje con algún moco
y tal vez una lágrima sincera
porque se os va un lúcido loco.


P.D: Me pongo los trajes de gala para despedir este "centenario" que se nos va.

"Me pasa como a Winona Ryder: no tengo nada mío"