lunes, 1 de junio de 2009

¡Por Zeus! (¡ay, señora, si usted supiera!)

Lo que no contaban Eurípides, Sófocles y Esquilo es que los dioses eran tremendamente graciosos. Eran los típicos entes sobrenaturales y poderosos con ganas de pasarlo bien, de reír y hacer reír a los demás. Todos menos Dioniso, que era un triste borracho.
Por eso en el Olimpo se formaban aquellas jaranas y aquellas algarabías. No hacía falta más que Hades cogiera la guitarra o que Morfeo contara aquellos chistes tan horribles con su habitual parsimonia.
En cierta ocasión estaba Ben Franklin, que era hijo secreto de Zeus, colocando palitos metálicos por su azotea con el único fin de hacerse famoso inventando el pararrayos. Se dedicaba a ello los dominguitos que se levantaban con un resplandeciente sol, para evitar desgraciados accidentes, mas por esa misma causa tardaba tanto en investigar e inventar aquellos dichosos artilugios. “¡Si pudiera colocarlos cuando hay tormenta!”, se lamentaba.
Así sucedió que su padre, el mismísimo Dios de los dioses, decidió ayudarle tirando media docena de rayos (y retruécanos) justo sobre su casa. Lástima que se desviara y todos aquellos poderosos proyectiles fueran a parar al mismo centro de Francia, donde se produjo un gran revuelo que acabó con gabachos gritando libertades e igualdades.
A decir verdad, Zeus no tenía la capacidad de cometer errores, pero sucede que Atenea lo había movido en el preciso instante de disparar. Ella lo empujó sin querer porque dio un gran repullo a causa del sobresalto que le produjo descubrir a Prometeo robando material de oficina para llevárselo a los humanos.
Prometeo fue descubierto a pesar de su sigilo porque profirió un grito, asustado por el ruido de una bandeja de canapés que Hefestos había tirado al tropezarse con Poseidón.
Y no es que Poseidón fuera un patoso, lo que sucede es que Apolo se había topado con Artemisa, que a su vez recibió un cabezazo que le hizo morderse la lengua de parte de Ares.
Y no es que Ares fuera un violento, lo que sucede es que con el ambiente de la fiesta tuvo el impulso de levantarse de un salto y gritar “¡¡Hip, hip, hurra!!”.
Normal que Zeus prohibiera decir "hip".

P.D: ¿Veis como todo tiene su explicación?

"El principal superpoder que tenía Jesucristo es que sabía aguantar bien la bebida"

6 comentarios:

  1. XD Sin embargo, creo que la pena es desproporcionada.

    ¡Amnistía para el trol!

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  2. xD xD xD En tu línea más basta... y que dominio olímpico!!

    QUe manera de hilarlo todo. Pero... ¿significa esto que pones punto y final a la saga?

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  3. LOOOOOOOOL Pobre Ben Franklin,que frustracion...

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  4. Otra gran entrega que pasa con tres comentarios... pero es que esta vez ya ni Curro y Ale...

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  5. Perdón, perdón. He estado asquerosamente ocupado y ni había entrado en patociencia (increíble ésto).
    No sé si es el final de Realidades Perpendiculares, pero si lo es, un perfecto colofón.

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  6. La verdad es que para nada tenía pensado terminarlo aquí, pero como lo decís... Lo mismo me lo planteo.

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