viernes, 3 de julio de 2009

¡Ay, Arturito! (señora, volvemos a la carga)

P.D: Sí, ésto también es una pre-data.

Era ciertamente feliz. Y eso a pesar de que era un hombre cabal y poco dado al optimismo gratuito, pero es que lo era.
Tenía el poder, el respeto, las riquezas, la responsabilidad, la notoriedad, la amistad, el amor y todo lo que un hombre adulto pudiera desear. Era feliz y lo era porque todo el mundo en su reino lo era.
La ecuación era sencilla: un reino rico y en paz es un reino próspero y lleno de armonía.
Se sentía tremendamente orgulloso de no ser un rey como esos belicosos bárbaros que de cuando en cuando atacaban las murallas de su castillo. Él era sensato y pacífico aunque castigaba con mano dura cualquier incidente que perturbara la armonía de su casa. Es decir, Su Casa.
Su gestión era impecable aunque no todo el mérito era suyo. Al fin y al cabo nada sería de él sin la mesa redonda y su más leal consejero: Merlín, el hechicero. Él, es decir, ellos, eran las únicas personas a las que les confiaría la vida de su amada si acaso tuviera que confiársela a alguien alguna vez. Esa confianza era mayor que poner en juego su vida propia.
Era un magnífico rey y lo más importante de él, el Rey Arturo, es que había llegado al puesto por méritos propios y no por casualidades genéticas como es común. Llegó al cargo por su fiereza, valentía y, sobre todo, por su corazón puro.
Podemos concluir sin miedo que era un hombre feliz y realizado. Y aunque para nada era soberbio, sí que era consciente de la importancia que tenía al frente de Camelot. Era lógico, al fin y al cabo era el rey del reino más poderoso de la Tierra.
Por eso no dudó de su instinto. Tenía una corazonada. Aquello no podía ser en vano, bajo ningún concepto. Estaba decidido.
Invertiría el 80% del capital del reino en la emergente y fiable empresa Harínida S.A. (Harinas de la Atlántida). Al fin y al cabo, ¿qué podía salir mal?

"No soy supersticioso. De hecho suelo tener más suerte de lo normal los martes y 13"

5 comentarios:

  1. Al cabo le faltó prudencia. Toma locurón.

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  2. Qué gran inversionista era Arturito. ¡Gran texto tío!

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  3. OMG!!! Y que el rey Arturo sea famoso por sacar a Excalibur de una roca mágica y no por esto...

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  4. A ver si la corazonada de los de Madrid va a acabar igual... Por cierto, me gusta casi más este Rey Arturo que el original. Mola cantidad!! Aunque un poco precoz, el chico.

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