jueves, 18 de marzo de 2010

¿El Padre de los españoles?

Ahora resulta que nos hace falta un protector, una figura paterna que nos cuide y nos acerque a la consecución de algún tipo de estado del que carecemos. Por lo que dicen, justicia es eso de lo que adolecemos, y claro, como no sabemos ni definir el concepto es necesario que aparezca aquella persona que haya estado embarrada de mierda hasta las cejas y que ahora, por arte del sufrimiento, ha obtenido la patente para darnos clases a los demás de lo que es y no es.

Ciertamente no creo que haga falta la aclaración, pero como predominan los malentendedores y los tergiversadores, voy a hacer un esfuerzo (esfuerzo porque siempre me ha molestado tener que andar con las precauciones antes de lanzar el dardo ) por no sacar de quicio al que pueda sentirse indirectactamente afectado por esta opinión. A mí Juan José Cortés (para el que no lo sepa, padre de la difunta Mari Luz) me crea el mayor de los respetos, o al menos, el respeto más neutro, el que siento por cualquiera al que no tenga el placer de conocer. Sin duda alguna, él sabrá más que yo sobre el dolor y el padecimiento, sobre el rencor y la venganza, y sobre el perdón y la tenacidad. Pero eso sí, no tengo ninguna duda de que ello no es óbice para que pueda considerarse a éste como precursor de un nuevo movimiento, un movimiento cimentado en la desesperación y en el interés. Mala combinación.

Un movimiento con tintes eminentemente políticos, y que ahora disfrazan a su antojo en libertad del pueblo, o libertad de las víctimas. Ahora hablan, y se manifiestan en el borreguismo, comentando allí por donde van que qué justicia es esta y que dónde se encuentran esos valores que harán a este pueblo más “justo”. Ahora crece y resulta que ya no nos vale, que ni siquiera queremos saber de qué nos quejamos. Ahora nos basta con argüir a tiempo indefinido que no nos importa qué es jurisprudencia, qué es costumbre, qué es derecho. Sólo interesa un concepto, que a su vez no podemos definir con concreción. Pero, qué más da la concreción cuando se trata de “justicia”. Justicia a favor del ciudadano de a pie, justicia a favor del bueno y del sabio. Justicia en contra del asesino y del ladrón, del político y del indecente. Cómo si todo pudiese reducirse a eso, cómo si otras mentes no lo hubiesen pensado, cómo si otras mentes no hubiesen recorrido ese camino antes de llegar a su destino.

Pues sí, comentan que es mucho más sencillo de lo que parece. Que para alcanzar eso que Platón quería resumir como armonía social basta con dos o tres reformas. Andan estas cabezas pensantes aludiendo al endurecimiento, como si fuese una nueva idea, y no recuerdan que penas más graves ni sirvieron ni sirven para paliar los actos malos. Y no entienden que lo que ellos buscan no es justicia, es venganza, que lo que ellos buscan tampoco es justicia, es precaución. No entienden, por lo tanto, que la venganza y la precaución no son justicia, ni siquiera son válidas para su consecución. Y parece que tampoco son capaces de descubrir que englobando en un todo aquello que buscan, no están consiguiendo ni acercarse a la más lejana de las distancias.

Por eso Juan José Cortés se ha convertido en un instrumento, por lo de siempre. Un instrumento, que sin necesidad de saber si es mediato o no, cava la tumba de eso que en este caso podríamos llamar “sus ilusiones”. Un método que legítimo es, pero también erróneo. El método fundamentado en su verdad universal y escudado en la ciencia de la política, el que parece indestructible cuando recibe balazos de opinión. Aquél que parece indiscutible por estar basado en la experiencia, en la experiencia de la muerte.

6 comentarios:

  1. Es deporte muy extendido ese de opinar de todo aunque no se tenga entidad para hacerlo.
    ¿Endurecimiento de penas? En mi mundo ideal todas las penas son la misma: cadena perpetua. Lo que pasa es que en mi mundo contamos con una máquina muy chula que determina en milésimas de segundo si un hombre está verdaderamente arrepentido de sus actos y preparado para volver a vivir en sociedad. Solemos pasársela a diario a cada preso. Nos va genial.
    Mientras no podáis importar mi máquina vais a tener que ir dejando hablar de justicia a los que están más cerca de comprender tan complejo concepto.
    Pero, sobre todo, no dejéis hablar de justicia a un señor que ha perdido a su hija. Por muy santurrón que sea.

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  2. Que opinemos lo mismo es un claro indicativo de que me tengo que afeitar las patillas o de que deberías empezar a dejarte más flequillo :D.

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  3. Endurecer las penas o no, amén de otros cambios, son modificaciones que más allá de lo que se haya hecho o pensado en el pasado pueden ser necesarias, o al menos positivas, hoy en día. O en el futuro. Puede que sea una buena idea endurecer las penas a pedófilos, o la ley del menos, o instaurar cadena perpetura para delitos de terrorismo y que estos no prescriban nunca. O puede que nada de esto lo sea. Lo que sí tengo claro es que si todo es perfectible, la justicia española lo es también sin duda.

    Opinar, opinar, opinar... Claro que es un deporte extendido, como debe serlo. Calro que todos podemos opinar, o debemos hacerlo, aunque no tengamos calidad para hacerlo. Es uno de los pilares de la democracia, que absolutamente todo el mundo pueda opinar de cualquier cosa. El problema real no es el hecho de opinar, sino la calidad y la importancia que se da a esas opiniones. Ya que aunque todos tenemos derechos a opinar, no todos tienen la autoridad moral como para que su opiniones sean tenidas en cuenta.

    De todos modos, a mi lo que me escama de este señor no es que pida endurecimiento de las penas para los pedófilos. Si lo pensamos, es lo lógico: que él lo pida, del mismo modo que serán los legisladores los encargados de analizarlo y considerar la oportunidad o no de hacerlo. A mi lo que me desagrada de todo esto es la búsqueda de protagonismo que hacen que de la sensación de que este hombre se esté aprovechando de una desgracia para conseguir notoriedad. Al menos, eso es lo que me hace pensar el hecho de que en tres años ya se haya vinculado (o intentado vicular) a tres partidos políticos de distinto signo y una diferencia radical en sus ideologías; a saber: PSOE, UPyD, y PP, por orden cronológico. Bandazo a la derecha espontáneo, programado, o simplemente, búsqueda del hueco privilegiado donde mejor se pueda.

    Además, no me gusta que en las entrevistas se refiera a sí mismo en 3º persona.

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  4. Vale, Pedro, es justo eso lo que quería decir xD.
    En fin, puestos a opinar yo creo que el cáncer es un tipo de resfriado, que Messi rendiría más como portero y que Futurama debería sustituir a la Biblia.
    Ah, por cierto, también creo que si un tío mata a otro es un asesino, pero si mata a una niña rubia y con carita de ángel es un hijo de puta monstruoso al que deberían (inserte aquí su burrada).
    ¡Hombre, por favor!

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  5. Yo le daría voz en un programa de televisión a una persona que ha pasado por ese dolor, porque es imposible que hable racionalmente. Además, lo único que se persigue es el morbo de quiénes quieren escucharle.

    En lo referente a las penas, creo que es un tema complejo y habría que escuchar a espertos en la materia sobre sus posicionamientos. Tengo mi opinión al respecto, pero estoy seguro de que no es suficientemente sóloda.

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