miércoles, 17 de marzo de 2010

O será el apocalipsis



Con la espalda en la pared
y recluida la espada
frente a mi pecho asustada.
¿Recuerdas la última vez,
no te lamentes, mujer,
que montamos en la bici
y un monocromo arco-iris
tuvo a bien acompañarnos?
Que nunca lo repitamos,
será cosa de la crisis.

Por la sangre de un brindis,
que no seamos hermanos
y que el cuento esté acabando
será cosa de la crisis,
o será el apocalipsis.
Llueve cuando brilla el sol
y se extingue el gorrión.
Y si acaso no se extingue,
disculpa que te replique,
está en vías de extinción.


P.D: Perdón, que os veía con ganas de publicar a los demás pero no pude resistir la tentación de poner esto.

"Cuando caiga la última hoja del último árbol, echáremos de menos escribir"

4 comentarios:

  1. Yo también vi esa noticia. Menos paloma y más gorrión.

    Te estás saliendo con los versos, cómo molas.

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  2. Te prometo que me parece una de las cosas más románticas que has escrito nunca. Esto sí que consigue ponerle a uno los vellos de punta.
    Enhorabuena.

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  3. Pues sí, Curro, pretendía (o más bien "mis ocurrencias pretendían") transmitir una idea que evocara un romanticismo liviano en continente y de desgarrado contenido. Me enorgullece que así lo hayáis entendido todos vosotros (dos).
    Se agradece a ambos ;).

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  4. Hermosos versos para un tema triste. Los gorriones son las almas más graciosas y cándidas de las ciudades, y en ocasiones, los únicos que transmiten cierta humanidad, paradójicamente.

    París, sin gorriones, sería menos París.

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